El mundo es cambiante, el planeta es cambiante.
y todos los seres vivos cambiamos continuamente.
Al cambiar nos vamos transformando y renovando
y nos armonizamos con el entorno cambiante.
De hecho, venimos a este mundo a cambiar,
es pues nuestra esencia cambiar para evolucionar
y comer para vivir, y así, poder cambiar.
Cambian las estaciones, cambia el clima, cambian las personas,
Cambian nuestras preferencias y nuestros focos.
Sin embargo, la sociedad moderna está sustentada en el miedo,
el cual nos paraliza y evita que cambiemos, que nos arriesguemos y
que lograremos desarrollar nuestras habilidades y dones.
El resultado es el estancamiento y el bloqueo,
y la consecuencia es la enfermedad.
Al sistema imperante le interesa tener personas que no piensen, que no cuestionen
que sean obedientes, sumisas, ignorantes y que exclusivamente consuman.
Debido a ello triunfa la comida basura.
Porque nos volvemos indolentes y nos ocupamos más en cuidar nuestra fachada.
y apariencia, olvidando nuestro interior .
Pero el exterior, dicen las leyes universales, es un reflejo del interior.
Y la forma más directa de modificar el interior, y por ende el exterior,
es a través del combustible que ingerimos, la comida.
La comida, que elegimos a diario,
crea una calidad de sangre y una condición de células,
modifica nuestro pelo, nuestras uñas, nuestro comportamiento y
la manera en como nos relacionamos con el exterior y con nosotros.
Cuando cambiamos la comida, cambia nuestra condición.
Cambia nuestro peso, nuestra mirada, nuestra piel, nuestros órganos internos,
nuestra comprensión y nuestra conciencia,
en 10 días renovamos todo el plasma y en 30 días más renovamos los glóbulos rojos.
Si comemos básicamente, alimentos pobres vitalmente, nos empobrecemos,
si comemos alimentos mucógenos, nos atontamos,
si fríos, nos enfriamos y si grasos nos saturamos y nos volvemos rígidos.
En este siglo XXI cada persona necesita saber cómo quiere estar.
para decidir y elegir qué alimento ingerir.
Necesitamos cambiar y mejorar, adentrarnos en la senda
de desarrollar nuestro máximo potencial y sentirnos a gusto
con lo que somos y lo que hacemos
y la vía más directa para cambiar es comer.
Por eso, come y cambia.