El sueño es una de las principales claves para mantener la salud.
En esta vida de prisas y de carrera contra reloj, el sueño ocupa un lugar inadecuado y no le prestamos la suficiente atención.
Durante la noche el cuerpo desarrolla una fase de catabolismo, no es momento para construir ni crear, es el tiempo para degradar, reemplazar, ajustar y eliminar los excesos. El organismo trabaja para hacer una puesta a punto y ofrecer la mejor condición para el nuevo día.
De tal forma que durante la noche podemos: sudar más de la cuenta, tener alguna descarga en la piel, amanecer con problemas oculares (ojos con legañas, ojos rojos, ojos inflamados) o tener descargas musculares, y nos despertaremos con necesidad de eliminar, siendo el mejor momento para evacuar y es, en ese momento donde la orina es más fuerte, con más olor, fruto del trabajo del organismo en eliminar residuos, así como, es cuando el aliento puede ser más fuerte. Todo es parte del proceso de catabolismo.
Además, ocurre que las actividades más importantes y energéticamente potentes se producen cuando el sueño es profundo (fase REM), en tal estado el organismo es capaz de repara neuronas, de destruir células cancerígenas, de incidir en el ADN. Es un tiempo de autolimpieza y ajuste vital.
Para que estas condiciones óptimas de sueño se produzcan es importante dormir de noche, para que la melatonina se active, especialmente entre las 23 horas y las 4 horas y no usar ningún sedante ni ansiolítico inductor del sueño. Los fármacos convencionales usados impiden acceder a la fase profunda del sueño y, por tanto, dificultan el proceso sanador.
Adicionalmente, el sueño supone tres claves importantes:
- El sueño es la puerta de entrada al subconsciente, lo que soñamos y la forma en cómo se nos manifiesta los sueños dependerá, en gran medida, de nuestra salud espiritual, de si estamos en paz o en ansiedad, en confianza o en miedo.
- Dormir supone descansar, terminar la vigilia, parar la mente consciente, el pensamiento, es por esto que el sueño es tan crucial para la salud mental, supone el desconectar, para soltarnos. Dormir supone desconexión, que no es igual a evasión. Nos evadimos de nosotros mismos cuando evitamos entender por qué y usamos inductores artificiales del sueño. Mientras éstos nos hacen despertar más cargados, la desconexión nos hace despertar más recuperados, siendo esencial para crear calma mental.
- Al dormir nos recargamos de energía, por lo que cada persona necesita un número mínimo de horas para reequilibrarnos. Si nos levantamos cansados es que no nos hemos recargado suficientemente.
Un sueño reparador aumenta la claridad de consciencia y hace que nos sintamos recuperados al día siguiente, por contra cuando nos acostamos cansados, tensos o con sueño atrasado y no descansamos bien, aumentan los problemas de salud y el cuerpo nos da mensajes en forma de síntomas.
Para favorecer el sueño:
- No cenar pesado, especialmente alimentos grasos y proteicos.
- Habitualmente una cena ligera o algo caliente nos ayudará a dormir, una sopa o un caldo favorecerá el sueño.
- Desconectar toda la electricidad en el dormitorio, siendo especialmente dañinos los aparatos eléctronicos, la TV, los ordenadores y las tomas de corriente en la pared, sobre todo cuando en nuestra cabecera, aún al otro lado de la pared, hay algún gran aparato eléctronico, com TV, nevera o lavadora.
- De vez en cuando hace falta una cura de sueños, para eliminar toda la deuda antigua de falta de sueño que acarreemos.
- Un sueño óptimo supone que nos despertemos solos, con energía, agradecimiento y ganas de activarnos.
- No conviene quedarnos dormidos delante del TV. Ni usar radio mientras dormimos. Dormir es sagrado y requiere silencio y calma.
- Dejar todo terminado y cerrado en la medida de las posibilidades, si nos acostamos con cosas sin terminar o pendientes activamos la preocupación y dificultamos la desconexión. Lo que se queda pendiente hace que perdamos vitalidad.
- Necesitamos la cabeza fría y los pies calientes, si hemos estado viendo la TV o con la computadora, puede que nuestra cabeza esté caliente e impida conciliar el sueño, entonces convendría enfriar la cabeza y calentar los pies.
El buen dormir supone, en esta época un desafío, el lograr desconectar, soltarnos y confiar. Por tanto, es sumamente importante actuar para mejorar nuestro sueño, evitando caer en patrones negativos o culpas ajenas que perpetúan la dificultad (los niños, los ronquidos, la edad, etc...). Todas las personas podemos y necesitamos tener un sueño reparador, no vale la resignación y se hace imprescindible trabajar en ello. Como siempre, el primer paso es tomar consciencia de por qué: excitación, preocupaciones, estrés, exceso de tensión interna, digestiones pesadas, problemas de vesícula, etc. y una vez identificado el origen, actuar, lo cual supone buscar pautas sanadoras.
El sueño es, por todo lo dicho, una de las herramientas más potentes para crear salud, para dormir bien hace falta acostarnos con la digestión hecha (barriga vacía) y la conciencia limpia. Trabajar en mejorar la calidad del sueño, en vez de evadirnos, posibilitará recuperar la calma interna, regenerar nuestro organismo, mejorar nuestra salud y lograr algo esencial, dormir en paz, lo cual es la antesala de, finalmente, poder morir en paz.